Los celulares y smartphones se han transformado en una extensión del cuerpo humano, ya que sus atributos suman características que la hacen parecer verdaderas computadoras personales, cuya posesión se hace obligatoria en el mundo del siglo XXI.
También estos dispositivos suplen necesidades básicas, por ejemplo la necesidad de reconocimiento y el no estar aislado del grupo (teoría de la espiral del silencio), donde si un grupo tiene X modelo de celular, los integrantes de ese grupo están obligados a tener X celular y todo para ser aceptado, similar a lo que pasa con ciertas aplicaciones de redes sociales que tienen la virtud de transformar una simple plataforma de comunicación e intercambio de información (Twitter, Facebook), en verdaderos fenómenos sociológicos y psicológicos, donde quien no se inserta está "pasado de moda".
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